El Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de
la ONU (CDESC) proporcionó orientación detallada a los Estados con respecto a
sus obligaciones de respetar, proteger y garantizar el derecho a participar en
la vida cultural.
La Declaración de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural establece
que “la cultura debe ser considerada el conjunto de los rasgos distintivos
espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una
sociedad o a un grupo social y que
abarca, además de las artes y las letras, los modos de vida, las maneras de
vivir juntos, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias”.
El derecho a participar en la vida cultural tiene elementos tanto individuales
como colectivos. Pueden ejercerse como un individuo, en asociación con otros, o
dentro de una comunidad o grupo. Los Estados deben prestar especial atención a
los derechos culturales de los grupos minoritarios e indígenas, entre otros, y
proporcionar oportunidades tanto para preservar su cultura como para formar su
desarrollo cultural y social, incluyendo la relación con el lenguaje, la tierra
y los recursos naturales.
Subraye especialmente este punto de la declaración de UNESCO
porque quiero referirme al derecho que tenemos los seres humanos a decidir
nuestro propio modo de vida y mantener nuestras tradiciones. Uruguay es un país
desarrollado a partir de las culturas inmigrantes de la vieja Europa; en ella
(esas culturas) nuestros ancestros (bis abuelos, abuelos, padres) siguieron
tradiciones de trabajar la tierra y producir de ella su propio modo de vida. Hoy
se ha perdido esa cultura de labrar la tierra, de producir alimentos sanos debido
al avance del agro negocio que nos impone el consumo de productos altamente
contaminados, desde lo transgénico hasta lo plástico todo se comercializa en
Uruguay; para colmo el gobierno anterior del FA suscribió al TLC EU-Mercosur
donde, entre otras barbaridades, se impulsa la idea de que la semilla pase a
ser de exclusividad del propietario (quien la patenta) lo que obliga al
productor a tener que pagar un porcentaje de producción por utilizar esa
semilla, no pudiendo tampoco utilizar parte de esa producción para replantar o
investigar sobre ella, al menos que page un canon por ello. Hasta ahora se permitía
conservar la semilla para uso propio o para desarrollar una variedad (es decir,
que el productor puede quedarse con parte de la semilla cosechada para volver a
usarla o investigar sobre ella). Nuestros ancestros no solo plantaban, sino que
conocían la rotación de las plantas para no agotar la tierra ni los bienes
naturales de los cuales se nutren las semillas para crecer.
Hoy ese sistema esta prácticamente extinguido en Uruguay, no
solamente por acción del agro negocio, sino porque los sucesivos gobiernos han
creado leyes o han suscrito a tratados internacionales que impiden (económica y
socialmente) dicha forma de protección ambiental.
Por ello es imperioso que desde los gobiernos locales se
pueda empezar a proteger al pequeño y mediano productor como forma de impedir
la desaparición de semillas locales, el avance de plantas nocivas para la salud
y el ambiente, la inmigración de las familias desde el campo y la llegada de
productos sanos y naturales al consumo de la población. En tiempos donde nos
envenenamos con los enlatados (en su mayoría químicos y transgénicos) y los
envasados plásticos (también químicos) es absolutamente necesario impedir por
el camino que sea la injerencia de semillas no tradicionales del departamento.
Es por eso que desde el programa de Unidad Popular Lavalleja
impulsaremos con mucha fuerza la prohibición de la soja transgénica, de la elaboración
y comercialización de cualquier producto elaborado desde base transgénica e
impulsaremos la creación de un mercado departamental de insumos naturales como
forma de proteger al productor y la salud de la población haciendo hincapié en
el consumo de productos naturales. Para ello plantearemos el apoyo de la IML a
los productores locales que lo hagan de forma natural.
02- 07- 2020
José María Gorgoroso – Frente de Lucha Ambiental Delia Villalba.
Unidad Popular - Lavalleja
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