LA MAQUINA
El Club Pescadores de Minas funcionaba, a fines de la década de los 90, en un enorme
edificio de dos plantas ubicado en calle Treinta y Tres casi José Enrique Rodo;
lugar donde muchísimos años antes había funcionado el emblemático Club Uruguay.
En el Club Pescadores era común los fin de semanas bailes, espectáculos en vivo
y bingo familiar los domingos; además de las clásicas excursiones de pesca de
sus asociados.
Al frente de la cantina del Club estaba José Pedro, un
hombre flaco, alto, bohemio y muy solidario que se había criado en campaña y
había recalado en Minas por cuestiones de salud, de ahí en más se quedó y se
dedicó a atender bares hasta su fallecimiento. Tuvo unos cuantos en Minas, era
su medio de vida.
Era común al medio día encontrar en la cantina del club a
diversas personas amantes de la pesca, entre ellos el presidente del Club Don
Martiñano.
Un dial llego a la cantina Juan quien se definía a si mismo
“inventor”, vivía en Aníbal del Campo casi Roosevelt, la puerta de su casa aún
conservaba un cartel que decía: zapatería y estaba llena de cosas “inventadas”
por Juan que nunca funcionaron. Entro a la cantina para hablar con Don
Martiñano, para pedirle permiso de poder vender pororó en las secciones de
bingo los domingos; “¿y ya lo traes echo?” preguntó el Presidente del Club;
“no, lo hago acá con una máquina que yo invente” respondió Juan; Don Martiñano,
conociéndolo bien a Juan, lo miro fijamente pidiéndole que trajera la maquina a
la cantina y le mostrara que funcionaba, si era como el decía le autorizaría a
vender pororó los domingos.
Unos días después llego Juan con la máquina, había colocado
un motor eléctrico en una base metálica, sobre este un enorme tacho rodeado de
una resistencia que cubría casi todo el interior del tacho. Por el interior
otro tacho más pequeño donde colocaba el maíz pisingallo. En la cantina había
unas 12 o 13 personas incluyendo a Don Martiñano y José Pedro. Juan lleno el
tacho de maíz, coloco la tapa y encendió el motor. Poco a poco el maíz empezó a
calentar y comenzó el clásico sonido al abrirse los granos producto del calor,
a los minutos aquello parecía una balacera y el tacho empezó a llenarse de
pororó, tanto que empezó a levantar la tapa del tacho, entonces Juan apago el
motor; pero el maíz seguía reventando y saliendo por la orilla de la tapa, a
los minutos aquello era un verdadero reguero de pororó; todos en la cantina
intentaban que aquella máquina infernal parara de desparramar maiz.
En ese momento entro a la cantina Lemos; era un hombre de
baja estatura, que vivía de lo que juntaba en las calles, era extremadamente
inteligente y capaz de hacer funcionar cualquier cosa que callera en sus manos;
su casa estaba en el Barrio La Filarmónica, frente mismo al Paseo de los
Estudiantes. Al ver aquel desparramo de pororó pregunto que ocurría y allí
alguien le contesto que no podían parar la maquina aquella que seguía tirando
pororó; Lemos fue al baño y volvió con un balde con agua que volcó dentro del
tacho de aquella máquina infernal, entonces paro el desparramo.
Todo el mundo se quedó viendo el panorama, era dantesco,
todo el piso de la cantina estaba regado de pororó, incluso arriba del casin
había granos de maíz pisingallo. Juan miro a Lemos y le increpo: “que hiciste?,
me quemaste la maquina”. “Si” contesto aquel “pero al menos pare el desastre” y
sin decir más nada se fue.
Algunos días después volvió Lemos a la cantina trayendo una
máquina de hacer pororó para Juan, pidió un vino, la encendió e hizo pororó
para todos allí mostrándole a Juan cómo funcionaba: “te mate la tuya, por eso
arme esta para vos” le dijo al inventor, termino su vino y se fue.
Hace más o menos unos 15 años encontré a Juan en la ciudad
de Pando, tenía un kiosco cerca de la plaza, entre muchos artículos vendía
pororó acaramelado que el mismo hacía.
Estimado José Maria, te escribe Rodrigo, del proyecto autores.uy (base de datos de autores y obras uruguayas). Hemos visto el trabajo de recuperación patrimonial que llevas adelante en este sitio, con digitalizaciones de Porrini o de Cuadri y nos gustaría contactarnos contigo, ya que va en la línea de lo que hacemos en autores.uy
ResponderBorrarNos gustaría que si tuvieras la oportunidad, te contactaras con nosotros para buscar una forma de contribuir mutuamente a la recuperación de la historia de Minas y de todo el Uruguay: https://autores.uy/contacto
Saludos.
Rodrigo.
Hola Rodrigo, sin dudas todo lo publicado en mi blog es para difundir, sera un gusto para mi poder contribuir con ustedes ya que tengo mucho material que estoy diitalizando, otros ya los tengo digitalizados pero por falta de tiempo no los e publicado aun. Mi Mail si quieren comunicarse por ahi es jotaj1967@mail.com, estube viendo autores.uy y me parece maravilloso el trabajo que hacen, si bien la meyoria del material que yo podria aportar es de autores minuanos tambien teno algunos de otros departamentos. Un abrazo
ResponderBorrarPerfecto José María, ya quedamos contactados. Desde aquí vaya un reconocimiento de nuestra parte al trabajo que haces desde allí, recuperando obras que en muchos casos no se encuentran ni siquiera en la Biblioteca Nacional (que tiene mucho de montevideana), ni en el resto de las de ese departamento. Saludos y quedamos en contacto para seguir trabajando juntos.
ResponderBorrarRodrigo.